Desde finales de la época carolingia hasta finales del siglo XI, cuando el poder pasó a la Comuna, Bérgamo fue gobernada cada vez más por los obispos.
XI, cuando el poder pasó a la Comuna, el gobierno de Bérgamo fue ejercido cada vez más por los obispos. El obispo Adalberto, tras la destrucción parcial de las estructuras defensivas por el rey Arnolfo en 894, reconstruiría en 904 el fortificaciones de la ciudad.
Basándose en estas suposiciones, los historiadores locales también han atribuido al obispo la construcción de la torre, que en realidad era una residencia noble del siglo XII.
La torre es una de las pocas supervivientes entre las docenas que existieron en la Ciudad Alta.