Es tradición que la Virgen María se aparezca a los más humildes, y en este caso la regla no es una excepción: un campesino de la aldea de Sambusita, en el valle del Serina, fue el elegido.
La Santísima Virgen pidió que se construyera una iglesia y, para indicar con precisión dónde edificarla, realizó un milagro: hizo brotar una rama de olivo de un tocón de haya.
¡El acontecimiento tuvo un eco tan vasto que dio lugar a la construcción de nada menos que tres iglesias en poco más de un siglo!
Como un ataúd, la reliquia del tocón de haya con la rama de olivo se colocó en la primera capilla, oculta por una losa de mármol bajo el altar.
La segunda iglesia fue destruida casi por completo con el paso del tiempo, y hoy no es visible, salvo como lugar de paso entre la capilla y la tercera iglesia, llamada “superior”, que es la que alberga actualmente a los fieles.
Tradicionalmente, la Virgen aparece a las personas más humildes y este caso no es una excepción un campesino de la aldea de Sambusita, en valle Serina, fue el elegido.
La Beata Virgen pidió que se construyera una iglesia y realizó un milagro para indicar el lugar exacto: hizo brotar una ramita de olivo de un tronco de haya. ¡Este acontecimiento se hizo inmediatamente tan popular que durante poco más de un siglo se construyeron nada menos que tres iglesias! La reliquia del tronco de haya con la ramita de olivo se conserva en la primera capilla, debajo del altar mayor. La segunda iglesia quedó casi totalmente derribada con el paso del tiempo y hoy sólo representa un lugar de transición entre la capilla y la tercera iglesia, llamada “superior”, o sea la que actualmente acoge a los fieles.