Será difícil resistirse a la loanghìna, ya que puedes cocinarla muy fácilmente: si te gusta la carne hervida, añádela para enriquecer tu salsa, o úsala en rellenos de pasta o flanes para añadir carácter y sabor. Para cocinarla de forma saludable, ásala para que pierda su grasa durante la cocción: puedes cortarla en trozos o enrollarla y fijarla con un palillo. Cúbrelo con una generosa porción de polenta bergamasca y olerás una mezcla de aromas que surgirán del plato y ¡te darán ganas de comerlo inmediatamente! Otro plato típico en el que está presente la loanghìna es la polenta e osèi; puedes encontrarla en muchas otras recetas, como el risotto alla bergamasca y el pollo alla casalinga, es decir, pollo relleno de castañas asadas, ciruelas pasas y loanghìna. Si prefieres disfrutarla mientras paseas, debes saber que también se sirve como comida callejera, dentro de un bocadillo.
La salchicha se elabora con un 70% de partes magras (recortes de pierna, cuello, paletilla y banqueta) y un 30% de partes grasas trituradas (papada, garganta, pancettona). Cada charcutero añade a la mezcla los ingredientes que desee, como vino, caldo de carne, sal, grana padano D.O.P., especias y aromas. La mezcla homogénea se embute en una tripa; el producto final es tubiforme y de diámetro pequeño.