Fue el arquitecto de la catedral de Milán, Gerolamo Quadrio, quien diseñó las tres sacristías de la basílica de San Martino.
La rara artesanía y la fuerza expresiva caracterizan todas las salas: al entrar en la primera directamente desde la iglesia, te sobrecogerá de inmediato una cascada de estucos y frescos del siglo XVIII, decoración densa y redundante, e incrustaciones y esculturas de las familias Fantoni y Caniana, dos grandes familias de artistas de la época.
Los temas de los motivos ornamentales son variados: desde episodios evangélicos e historias del Nuevo y el Antiguo Testamento, hasta querubines, máscaras, decoraciones vegetales como ramas entrelazadas, frutos y hojas, y paisajes idílicos.
Sin duda, el tiempo que pases admirándolos no será en vano.
Una placa a la entrada de la segunda sacristía lleva la inscripción “SACRA DECENT SACROS, SACRIS PENETRALIA PANDO SACRUM NON SACER HAUT TENTET INIRE LOCUM” (“Los lugares sagrados convienen a las personas sagradas. A los que son sagrados les revelo el lugar reservado. El que no es sagrado no se atreve a entrar en el lugar sagrado”).
De hecho, la habitación estaba destinada únicamente a los sacerdotes: la frase, sin embargo, suena también como una exhortación general a purificarse de los pecados antes de entrar en lugares de tal belleza que parecen divinos.
¿Estás preparado?
La planta de las sacristías tiene forma de L invertida: la primera sacristía se abre en el lado corto, la segunda se sitúa en el punto de unión entre los dos segmentos y la tercera recorre el lado largo, conectando con el Museo de Arte Sacro.
Las decoraciones y el mobiliario de las tres sacristías se completaron en poco más de quince años, pero las sugerencias estilísticas de las tres salas parecen muy diferentes, lo que atestigua la alternancia de dos épocas artísticas e históricas: del énfasis barroco a la secularidad rococó.
La primera sacristía es rectangular: tu mirada se fijará en los tres nichos que dividen las paredes y que albergan seis grandes armarios empotrados finamente elaborados por Fantoni.
En la segunda sacristía, en cambio, te llamará la atención la intrincada marquetería de los reclinatorios y las arquetas para depositar las vestiduras de los sacerdotes.
Por último, la tercera sacristía alberga un arcón con respaldo que se repite nada menos que cuarenta veces: ¡intenta contarlas!