Durante mucho tiempo, Porta Sant’Agostino fue el principal acceso a la Ciudad Alta, tanto para los bergamascos que subían de Borgo Pignolo como para los que venían de Venecia.
Aún hoy, esta puerta sigue siendo el enlace más utilizado para desplazarse entre la Ciudad Alta y la Ciudad Baja, tanto a pie como en transporte público y privado.
Desde septiembre de 2024, la Porta Sant’Agostino es la sede del Museo “Mura di Bergamo”, integrado en el circuito del Museo delle Storie di Bergamo y un paso importante en la valorización de las Murallas Venecianas, patrimonio de la UNESCO desde 2017.
La puerta toma su nombre del complejo monasterial cercano, que ahora alberga una de las sedes de la Universidad de Bérgamo y cuya antigua iglesia se utilizó recientemente como aula.
La construcción del pasadizo puede fecharse hacia 1575, mientras que los arcos de mampostería sobre los que descansa la vía de acceso fueron encargados por el podestà veneciano Alvise Contarini en 1780, en sustitución de un puente levadizo de madera.
En el piso superior de la puerta hay una gran sala que antaño albergaba a los guardias militares, mientras que hoy acoge ocasionalmente exposiciones y conciertos.
Al otro lado de la calle y en eje con la entrada central, aguas arriba de la Puerta de San Agustín, se construyó la fuente del mismo nombre, que hace aún más impresionante el acceso a la Ciudad Alta.
Con motivo de la visita del emperador austriaco Fernando I en 1838, se construyó la carretera que ahora se llama Viale Vittorio Emanuele, que sube desde el centro de Bérgamo hasta unirse de nuevo con la Via Pignolo justo delante de la Porta S. Agostino. No lejos de este pasaje monumental se encuentra la calle peatonal Noca, que permite acceder rápidamente a la Accademia Carrara, una de las pinacotecas más importantes de Italia.
Curiosidad:
Al igual que las demás puertas de las Murallas, se cerraba todas las noches a las 22 h para garantizar la seguridad de la ciudad.