Este gran espacio, que llega hasta el norte del antiguo Convento de San Francisco, adquirió sus dimensiones actuales a finales del siglo XIX, con la reurbanización del estado ruinoso de la ciudad.
Una segunda y más intensa fase de reurbanización tuvo lugar entre los años 30 y 60, con demoliciones, apertura de plazuelas y restauraciones.
Destacan las dos altas y estrechas casas medievales, llamadas casas-torre, que dominan la plaza.