En la calle que lleva el nombre del maestro Gaetano Donizetti se alza el edificio donde pasó los últimos días de su vida: el Palacio Scotti.
Las habitaciones que albergaron a Donizetti se encuentran en el primer piso y están pintadas al fresco con obras de los pintores Camuzio y Bonomini en estilo neoclásico.
Los testimonios de su vida recogidos aquí han sido donados desde entonces al Museo Donizettiano, especialmente el mobiliario de sus habitaciones, como el sillón, la cama y la manta y el piano que el propio compositor había comprado para los Basoni en Viena en 1844.
Queda, como recuerdo de la presencia de Donizetti, un cuadro de Giuseppe Rilossi en el que Donizetti aparece moribundo, y una placa, fuera del edificio, con la inscripción “Gaetano Donizetti – murió en esta casa – el 8 de abril de 1848”.
Una curiosidad: otros bergamascos ilustres fueron alojados en este palacio, como
Giovanni Roncalli, más tarde San Juan XXIII, cuando regresó a su ciudad natal como nuncio apostólico o cardenal de Venecia.