“Esparce las suaves trenzas
en el pecho fatigado,
ralentiza las palmas, y rorid
de la muerte el aspecto blanco,
yace el piadoso, con el trémolo
mirada que escudriña los cielos”.
Realidad o leyenda, este majestuoso complejo monástico se presta a evocar acontecimientos míticos y antiguos, entre otras cosas porque se alza sobre un yacimiento arqueológico de gran importancia que guarda recuerdos sedimentados de siglos pasados.
Convertida en un prestigioso museo, Santa Giulia alberga dos raras joyas: la Victoria Alada y la Cruz del Rey Desiderio.
La primera es una gran y elegante escultura de bronce que representa a la diosa Victoria.
Se cree que Napoleón quedó tan fascinado por la belleza de la estatua que quiso una copia, que ahora puede verse en el Louvre.
Bajo un cielo estrellado brilla la Cruz de Desiderio, adornada con 212 piedras preciosas, gemas de vidrio y camafeos.
Además del monasterio, la zona alberga la basílica y la cripta de San Salvatore, también de época lombarda, el oratorio románico de Santa Maria in Solario, el Coro de las Monjas y la iglesia de Santa Giulia, del siglo XVI, con sus claustros.
Santa Giulia es el museo más importante de Brescia y ocupa una superficie de 14.000 metros cuadrados.
Alberga 11.000 piezas, entre armaduras y armas celtas, bronces romanos, objetos lombardos, ajuares funerarios, mosaicos y frescos.