A lo largo de la ruta panorámica que sube desde el barrio de Longuelo hasta Borgo Canale, entre las dos maravillosas cuencas bergamascas, la del Astino y la de la Conca d’Oro, te encontrarás por el camino con la pequeña iglesia de San Martino della Pigrizia. Contrariamente a lo que puedas pensar, San Martino no tiene nada que ver con la pereza, ¡ni mucho menos!
El nombre de este lugar deriva de una cuestión puramente geográfica: la parte de tierra del lado del Valle d’Astino, a diferencia de la de la Conca d’Oro, está por naturaleza menos expuesta a los rayos del sol y por eso el cultivo en esta zona avanza más lentamente.
Con el tiempo, los lugareños empezaron a asignar a esta porción de tierra el apodo de “pereza”, subrayando su carácter “perezoso”.
La iglesia, que ha llegado hasta nuestros días desde el siglo IX no sin varias reformas, tiene una entrada principal de bronce en la que están esculpidos los dos santos patronos, San Martín y Nuestra Señora de la Pureza, y un pequeño luneto superior que completa la fachada arqueada.
En el lateral, una pequeña escalera de piedra conduce a la puerta de entrada secundaria.
También es de bronce y representa la historia de la pequeña iglesia.
El interior consta de una sola nave rectangular subdividida en tres tramos por dos arcos de mampostería, sobre los que descargan las dos vertientes del tejado a la vista.
El presbiterio consiste en una capilla muy sencilla cubierta por una bóveda de cañón con varias obras que representan a la Virgen con el Niño y a los santos Martín, Juan Bautista, Carlos y Antonio de Padua en el centro.
La alineación de San Martino
No muy lejos de la iglesia, en dirección a la Ciudad Alta, está la escalinata de San Martino, que une la via Borgo Canale y la via San Martino della Pigrizia.
Se trata de un tramo corto compuesto inicialmente por escalones que, tras unos metros, se convierte en un ascenso sobre adoquines que conduce a las puertas de Bérgamo Alta.
Al ascender, te encontrarás también con las evocadoras escalinatas de Scorlazzino y Scorlazzone, que conducen al castillo de San Vigilio y ofrecen una vista panorámica única.