Caminando por la larga Via Pignolo, una calle medieval de Bérgamo que conecta la Ciudad Baja con el comienzo de la Ciudad Alta, llegas de repente a una abertura dominada por la Iglesia de Sant’Alessandro della Croce.
Según la leyenda, su construcción se remonta a la época del martirio de Alejandro, en el siglo IV; entre los siglos XVII y XVIII se completó su interior, mientras que la fachada, inacabada, no se terminó hasta 1922.
Se llama “della Croce” porque se construyó en el cruce de cuatro pueblos medievales.
Está dotada de uno de los conjuntos pictóricos más significativos de Bérgamo, que incluye dos obras de Gian Battista Moroni; la “Coronación de la Virgen”, situada en la contrafachada, y la “Crucifixión con los santos Sebastián, Juan Bautista y un fiel”, en las sacristías.
Tres capillas a cada lado se abren esbeltamente a los lados de la nave: en la primera capilla encontrarás la urna vacía de lo que fue la tumba de San Alejandro, cuyos restos se conservan ahora en la catedral bergamasca a él dedicada.
En la segunda capilla, a la derecha, podrás admirar un altar realizado exclusivamente en mármol precioso, taraceado y policromado, creado por el maestro Andrea Fantoni en 1729.
Una obra única para su época y una expresión de gran artesanía.