Encaramada en una meseta, expresa su encanto en los detalles: un asombroso ciclo de frescos conocido como la Danza Macabra que adorna el Oratorio dei Disciplini desde 1485, el complejo Reloj Planetario de Pietro Fanzago que marca la vida del pueblo desde 1583 y es un símbolo de la belleza discreta e inmutable de esta ciudad.