La fuente de Sant’Agata es un claro ejemplo de la disposición urbanística medieval reservada a las fuentes: se alineaban con los edificios a lo largo de las calles y se insertaban dentro de un arco de piedra.
En la parte posterior de cada fuente había un depósito, con una puerta para su inspección y limpieza.
Esta fuente, construida en el siglo XIII, se alimentaba del acueducto Magistral, que recogía el agua de los acueductos de Vasi y Sudorno.
Durante los trabajos de restauración realizados en 2009, salieron a la luz los restos de un mosaico perteneciente a una casa romana del siglo I d.C.