En este punto se encontraba la puerta oriental de la muralla medieval.
Esta puerta, demolida en el primer cuarto del siglo XIX, había adoptado a finales del siglo XV el nombre de Porta Picta, que aún se conserva en el nombre de la calle actual. Se dio este nombre al edificio porque entre los siglos XV y XVI estuvo decorado con pinturas al fresco de artistas bergamascos como Simone da Averara y Bartolomeo Cabrini.
La fuente se construyó simétricamente a la gran bóveda que cubría la puerta.