Un octógono de mármol blanco de Zandobbio domina el centro de la Piazza Vecchia, la plaza más famosa y popular de la Ciudad Alta.
Alrededor de la pila hay estatuas de esfinges, serpientes y leones que custodian la fuente.
El monumento, donado a Bérgamo por el Podestà Alvise Contarini en 1780, no siempre estuvo donde lo ves ahora: durante unos 30 años estuvo desmontado para dar paso a una estatua de Garibaldi, que se trasladó a la ciudad baja a principios del siglo XX.
Una pequeña curiosidad: ahora la Fuente Contarini tiene principalmente una función estética, pero cuando se construyó por primera vez, servía como depósito de agua para uso doméstico y para combatir la sequía.