Las miradas compasivas saludaban a quienes permanecían en el hospital construido junto a la iglesia de Santa María Magdalena: búscalas en el portal de la fachada y las encontrarás en los ángeles que sostienen el arquitrabe y en la Magdalena pintada en el luneto.
El conjunto de edificios se remonta a mediados del siglo XIV, cuando la escuela de los Discípulos Blancos (laicos unidos en congregaciones y cofradías que se sometían a una vida de oración y penitencia) construyó la iglesia y el hospital contiguo para ayudar a los necesitados, que en aquella época eran muy numerosos.
Esta institución perduró durante casi cinco siglos, sufriendo cambios de uso y modificaciones en los muros: sin embargo, la iglesia y la puerta con arco apuntado que da a un pequeño patio al que se accede desde la Via Sant’Alessandro han permanecido intactas en su aspecto original.
En el siglo XVIII se construyó un claustro con un pórtico en cuatro lados y una logia: el efecto general es inusual porque las cornisas, balaustradas y capiteles recuerdan un estilo del siglo XVI y no barroco, como sería típico de la época de construcción.
La iglesia, catalogada arquitectónicamente, está actualmente desconsagrada y se utiliza para exposiciones y conferencias.