Enclavado entre las orillas brescianas del lago de Garda y las colinas que hay detrás, el Vittoriale es único y asombroso: un conjunto de edificios, jardines, calles, plazas, teatros, vías fluviales.
Una especie de país de las maravillas, donde nada se deja al azar y el simbolismo domina cada detalle.
Encargado por el escritor y poeta Gabriele D’Annunzio, cobró vida entre 1921 y 1938 a partir de una villa que perteneció a un médico alemán.
Ya desde la majestuosa entrada puedes comprender el estilo enfático y barroco que lo domina: un camino conduce cuesta arriba hacia la Prioria, la casa-museo del poeta, y más arriba hacia el barco militar Puglia (sí, has acertado, ¡un barco de verdad!) y el Mausoleo donde está enterrado.
El otro camino lleva a los jardines, al Arengo y a la casa de los limones junto al lago.
Pero hay muchos otros tesoros sorprendentes encerrados en el cofre de Il Vittoriale: ¡piérdete en este lugar encantado!
El Vittoriale es hoy una fundación abierta al público y visitada por unas 210.000 personas al año.
Espectacular en todas sus partes, alberga también un anfiteatro inspirado en los clásicos, que cada año acoge eventos e iniciativas culturales de alcance internacional.
¡Al entrar en el Schifamondo, que iba a ser el nuevo hogar de D’Annunzio, te encontrarás como en un transatlántico: el estudio recuerda al puente de un barco, mientras que bajo la cúpula del auditorio verás colgado el avión Ansaldo con el que el poeta sobrevoló Viena!
Cerca del Mausoleo hay un hangar donde se aloja la lancha MAS 96, a bordo de la cual d’Annunzio participó en el Beffa di Buccari (Engaño de Buccari), una audaz incursión militar en aguas gobernadas por el reino austrohúngaro.
En los maravillosos jardines, podrás admirar los dos arroyos con los evocadores nombres de Acquapazza y Acquasavia, que se unen en un estanque con forma de violín; descendiendo por las terrazas inclinadas hacia el lago, llegarás después al frondoso huerto.