A veces, los tesoros más ocultos son también los más bellos.
Un ejemplo de ello es el Claustro de Santa Marta: a pesar de ser apenas visible desde el exterior, este claustro alberga dos obras maestras escultóricas de valor absoluto: una estatua, el “Cardenal sentado”, del famoso escultor bergamasco Giacomo Manzù y un monolito del gran artista Anish Kapoor.
El lugar en sí es atmosférico y el juego de luces creado por las columnas y los capiteles crean un oasis de paz y elegancia.
Tiene más de seiscientos años, pero los siglos no han cambiado su encanto: paseando por sus arcadas te sentirás como transportado fuera del tiempo.
A este encantador rincón oculto, que en su día formó parte de un convento hoy destruido, se llega a través de la Galería Crispi, que da directamente a la plaza Vittorio Veneto.