Caminando por la Via Colleoni, en la parte alta de Bérgamo, en algún momento encontrarás una callejuela lateral llamada “Sant’Agata”.
Aquí se encontraba la iglesia original del mismo nombre, en el edificio que hoy alberga “Il circolino”, un conocido lugar de encuentro y refrigerio para los bergamascos.
Con la desacralización de esta iglesia por Napoleón en el siglo XIX, la cercana iglesia S. Maria Annunciata, perteneciente al convento carmelita, tomó el nombre de Sant’Agata nel Carmine, con el que ha llegado hasta nosotros.
El monasterio carmelita, activo desde 1391, también se cerró a finales del siglo XVIII. Laiglesia de Sant’Agata tiene una sola nave, con cinco capillas a cada lado: entre ellas, la más importante e imponente es la capilla dedicada a la Madonna del Carmine, que alberga un bello altar barroco del famoso arquitecto Filippo Juvarra.