¿Puede una fortaleza creada con fines militares ser un lugar que inspire la creatividad de un gran poeta?
Aparentemente sí, si es cierto que Petrarca pasó aquí algún tiempo y que su Triumphi corrió por estos salones.
La cultura tampoco ha abandonado los salones de este castillo, gracias al gran cuidado que se ha puesto en la creación del museo que ahora se levanta en él: si antes defendía a los habitantes, ¡ahora el castillo defiende su memoria!
En su interior encontrarás una exposición muy interesante que ilustra la vida rural que durante siglos marcó el tiempo en la campiña circundante, mientras que en la parte multimedia del museo podrás conocer mejor la historia de este complejo de fortificaciones que caracterizó la frontera entre la República de Venecia y los territorios de Milán.
Incluso ahora, estas obras defensivas siguen captando la atención de los visitantes como elementos distintivos del paisaje de la zona baja de Bérgamo, tan insustituibles como los vastos campos de maíz y las largas y rectas avenidas arboladas.