Esta antigua residencia del siglo XIII, restaurada en la segunda mitad del siglo XX, fue también, entre otras funciones, sede del Instituto de Música fundado por el músico bávaro Simone Mayr en el siglo XIX.
Era una institución benéfica de formación, donde los pobres podían asistir a clases: así fue como, de 1806 a 1815, fue admitido también el futuro compositor y símbolo de Bérgamo, Gaetano Donizetti.
Se dice que el alumno demostró enseguida estar muy dotado musicalmente, y aprendió los secretos de la composición de maestros como Francesco Salari, Antonio Gonzales y el propio Simone Mayr.
¿Sabías que Donizetti también conoció aquí a Vincenzo Bellini?
Escribió para él la Misa de Réquiem cuando murió, pero no se interpretó hasta muchos años después, en 1870 en la basílica de Santa Maria Maggiore.
La Casa Angelini esconde un secreto: en su sótano, durante unas obras de renovación en los años sesenta, se descubrió la Domus Licina, la vivienda de una familia adinerada de la época romana.