La residencia estival del Papa Bueno está ahora disponible como lugar de tranquilidad y espiritualidad para todos.
Confiada a las monjas Poverelle, hoy la granja invita no sólo al recogimiento espiritual, sino también al cultural.
De hecho, el secretario personal de Juan XXIII, monseñor Loris Capovilla, ha creado allí un pequeño museo con numerosos objetos expuestos de su inquilino más famoso.
Entre ellos, el altar donde celebró la Misa en el Vaticano y la cama donde murió.