Visitando esta encantadora abadía, fundada hace un buen millar de años, aún sentirás la atmósfera de una época de caballeros, cruzadas y misterio religioso.
Enclavada en los frondosos bosques del monte Canto, esta iglesia ha conservado intacta su austera y fascinante arquitectura románica, embellecida aún por fragmentos de los frescos que antaño decoraban por completo sus muros.
En este encantador lugar, los monjes cluniacenses llevaban una vida retirada de meditación y oración por el alma del fundador y su familia.
Ahora los monjes ya no están aquí, pero paseando por los edificios situados detrás de la iglesia te sentirás como si estuvieras de vuelta en su época.
Curiosidad:
Fuera de la iglesia, en una posición inusual, hay un antiguo sepulcro.
Nadie sabe para quién estaba destinado ni por qué está allí, en el patio de la iglesia.
Pero no es el único enterramiento misterioso, en el claustro hay otra tumba antigua con una tapa en la que está incrustada la figura de una joven.
La tradición la remonta a la figura mítica de Teoperga, hermana de San Alberto de Prezzate, fundador de la Abadía.
los misterios no acaban ahí, muchos se preguntan por el significado de los rostros esculpidos en la base de una de las columnas o cuál es el significado de esa única cabeza coronada en el gran arco exterior.