Desde mediados de los años 70, las actividades de la empresa se han orientado hacia la producción de vinos de botella. Hay 11 hectáreas cultivadas de vid y están ordenadas al pie del campanario del monasterio, que alberga las bodegas: el verdadero corazón de la empresa. El trabajo realizado a lo largo del año, en la viña y en la bodega, está orientado a la búsqueda constante de la calidad: los nuevos viñedos tienen distancias de plantación cortas, para garantizar una menor cantidad de uvas por planta; el calendario de los tratamientos está dictado por una unidad de control meteorológico, para evitar excesos y garantizar el perfecto estado sanitario de las uvas en el momento de la vendimia, que se realiza a mano. La poda de invierno deja una carga baja de yemas por planta y la poda de verano tiene por objeto garantizar la perfecta insolación de los racimos.