En la actualidad, la granja se extiende por 30 hectáreas dedicadas al cultivo de maíz, cebada y heno para garantizar un control escrupuloso de la alimentación del ganado. El bienestar físico y psicológico del animal es, de hecho, uno de los objetivos primordiales de la granja, donde nace y crece cada cabeza de ganado. El amplio espacio disponible permite criar al ganado en libertad para que pueda expresar todo su comportamiento natural. Aquí no se trae ganado de granjas ajenas, con lo que se reduce el riesgo de contagio de enfermedades y, en consecuencia, el uso de medicamentos. También se reduce el estrés del animal mediante cepillos masajeadores. Se presta especial atención a la continuidad de la línea vaca-ternero. El parto, cuando es necesario, se asiste con la presencia de un veterinario especializado y, en un entorno aislado y sin estrés, la relación entre la vaca y el ternero puede desarrollarse lejos de estímulos externos excesivos. Los terneros pueden disfrutar, a su discreción, de un espacio dedicado al que no tiene acceso el ganado adulto.
Esto permite tanto crear un entorno más tranquilo en el que los terneros pueden interactuar mejor, como proporcionarles diferentes alimentos más adecuados a su etapa de la vida, garantizando al mismo tiempo la continuidad de la lactancia materna. La granja está abierta con cita previa.