La paz se encuentra en los bosques y el santuario de la Madonna delle Caneve parece confirmarlo.
El edificio religioso data del siglo XIV, aunque posteriormente fue profundamente modificado en el siglo XVIII.
Su notoriedad, sin embargo, se debe al más famoso de sus peregrinos: el futuro Papa Juan XXIII empezó a ir allí de niño y mantuvo la costumbre de celebrar misa aquí una vez al año incluso después de convertirse en Patriarca de Venecia.