El castillo de Romano tiene un foso (aunque ahora está seco), un puente de acceso, planta cuadrada, altos muros y torres en las esquinas.
Su construcción data probablemente de hace casi novecientos años, pero posteriormente fue remodelada en repetidas ocasiones hasta el siglo XVIII.
La estructura actual sigue dejando entrever los diferentes estilos y propietarios que se sucedieron a lo largo de los siglos.
Por ejemplo, las almenas son mixtas, con cola de golondrina (que indica la pertenencia a la facción gibelina) o cuadradas (típicas de los castillos güelfos), señal inequívoca de cómo se disputaron el castillo los dos bandos beligerantes.
Las murallas hablan de la tradición del valle del Po, con su típica construcción de ladrillo rojo, que caracteriza a todas las fortificaciones de la época en esta tierra.
A continuación, te sugerimos que visites el elegante patio interior, decorado con símbolos de la época de la dominación veneciana.