A la altura de la Via Tavernelle, la vista se abre al asentamiento de Gallina, que aún conserva edificios rurales rodeados de los típicos ronchi, terrazas cultivadas con vides.
Al fondo está el pico de Canto Alto, reconocible por la cruz metálica de la cima.
A sus pies está el pueblo de Sorisole, con su gran iglesia parroquial revestida de blanco.
Más a la derecha, las crestas de Costa Garatti y Maresana.